Cómo trabajar con diferentes culturas

20 octubre 2011 por Douglas McEncroe · 0 Comentarios · Cultura, Liderazgo

Recientemente fui a trabajar a Singapur, convirtiéndose éste en el país número 20 en el que he impartido mis programas de desarrollo de liderazgo. Sin embargo, no es necesario ir tan lejos para gestionar las diferencias culturales ya que en algunos de los cursos para Electrolux que hemos ofrecido en Estocolmo hemos tenido grupos de 24 participantes que estaban compuestos por 16 nacionalidades diferentes.

Están aquellos que dicen que en ciertas culturas no puedes impartir un programa de liderazgo que exija a la gente abrirse y trabajar con los aspectos emocionales del liderazgo. Si esto fuera cierto entonces tenemos un gran problema porque no creo que se pueda conseguir un verdadero compromiso con un proyecto, un equipo o incluso toda una organización si no se toca emocionalmente a las personas. Esto se debe a que el compromiso se basa en parte en la confianza y la confianza se construye en parte sobre las emociones. Afortunadamente he descubierto que se pueden poner las emociones sobre la mesa, en todas las culturas, aunque la forma de hacerlo sea diferente.

Similitudes o diferencias: ¿qué es más importante?

Durante las tres últimas décadas se ha prestado mucha atención a las diferencias, bien sean regionales, de género, de raza, religión, clase o culturales. Algunas veces se ejerce presión para que se hagan ciertas concesiones cuando se trabaja con personas pertenecientes a un grupo especial, basándose en el supuesto de que este grupo de adultos no están capacitados para cuidar de sí mismos. Durante los 25 años que llevo en España he sido bombardeado con las diferencias existentes entre castellanos, catalanes, vascos y gallegos. Sin embargo, observo a un colectivo que ha compartido la Península Ibérica, siendo parte del Imperio Romano durante 500 años, que ha compartido la Cristiandad, la invasión de los Visigodos y los Moros, la Reconquista, la expansión y pérdida del Imperio Español, la Inquisición, la invasión de Napoleón, y la Guerra Civil. Cabría pensar que habiendo sufrido todo esto juntos tendría que haber ciertas similitudes, pero parece como si esto no tuviera importancia comparado con las diferencias. En mi opinión esta noción es falsa.

Trabajar entre culturas

Lo mismo puede decirse cuando se trata de trabajar entre diferentes culturas. No estoy diciendo de ningún modo que haya que ignorar las diferencias entre las personas de diferentes países, sino que hay que tenerlas en cuenta, incluso hacerlas explícitas y, sobre todo, respetarlas. Lo que estoy diciendo es que las similitudes como seres humanos son mucho más importantes y profundas.

  • Una persona italiana que es extrovertida tendrá algunas diferencias con una de Finlandia que también es extrovertida y, sin embargo, la diferencia psicológica básica entre ellos dos y una persona introvertido de cualquier cultura cuando se trata de su manera de obtener información, será enorme.
  • Todas las personas aman a sus hijos y quieren lo mejor para ellos.
  • Todos nosotros sentimos miedo, pena, envidia, alegría y orgullo.
  • Todo el mundo reacciona bien ante la amabilidad.
  • El número de Dunbar que se refiere al número máximo de relaciones estrechas que una persona puede tener no sólo sirve en Nueva York, también en Hangzhou.

Entender esto es clave para que la gente se centran en las cosas que necesita centrarse para trabajar en su desarrollo personal y profesional.

Claves para trabajar con diferentes culturas

  • Entender todo lo que nos hace humanos.
  • Reconocer las diferencias de valores, pensamientos y formas de trabajar.
  • Respetar esas diferencias.
  • Prestar atención a las cosas que compartimos, dando ejemplos concretos.
  • Encontrar el camino adecuado para llegar donde necesitas estar para trabajar con gente de una detrimada cultura.

Éste último punto es clave. Nunca he tenido un grupo que no haya sido capaz de trabajar con las emociones como parte clave del desarrollo y ejercicio del liderazgo cualquiera que fuera el camino para llegar allí y el tiempo que haya costado. Y eso está bien porque lo importante es llegar allí.

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