Es imposible ver las imágenes que  se emiten desde Japón estos últimos días sin sentirse conmovido. ¿Cómo puede un país retomar la vida después de tal destrucción? ¿Quién podría creer en el futuro?

Y, sin embargo, lo que observo en la reacción del pueblo japonés sólo me hace sentir optimismo por su futuro. Primero, un gobierno que es abierto y transparente con la información, incluso con una situación tan delicada como la de  la central  nuclear.  Además, nadie se queda con los brazos cruzados, todo el país se lanza a la acción. También me impresiona el estoicismo de la gente que con tranquilidad y tenacidad se enfrentan a la situación. Y, finalmente, la generosidad: más de un millón de personas trabajando como voluntarios para ayudar a los demás, incluso la mafia local “Yakuza” ha contribuido en la distribución de comida.

Comparación con la alta dirección de empresas durante la crisis

Pensando en Japón me ha venido a la mente la comparación con lo que observo como respuesta a la crisis de la alta dirección de muchas organizaciones en España. Primero, la información es sólo para ellos, o si comparten algo comunican que un porcentaje alto tendrá que ir a la calle o cambiar de función sin decir hasta seis meses después de tal anuncio quiénes serán.

En lugar de actuar se meten en reuniones durante meses pero no toman  ninguna decisión ni lanzan iniciativa alguna.

Promocionan o dan más poder a directivos con un perfil fundamentalmente financiero que valen mucho si  la meta es ahorrar, pero con la visión estratégica de una hormiga, justo cuando lo que se necesitan son nuevas estrategias.

No se movilizan para aliviar la ansiedad de su gente, sino que les dejan con un vacío de información que se rellena con rumores, lo cual muestra una actitud de indiferencia a cualquier sufrimiento.

Dejan al lado los programas de desarrollo justo cuando necesitan gente comprometida.

Y, finalmente, les piden más esfuerzo a cambio de menos beneficios y con menos medios.

¿Cómo esperan que la gente vaya a reaccionar?

Mi sugerencia

Mi sugerencia para algunos sería irse a Japón esta semana, preferiblemente cerca de Fukushima.