Esta semana he impartido un curso de Liderazgo en SEAT. Colaboro con esta empresa desde 1993 cuando fue mi primer cliente en el campo del liderazgo. Por lo tanto no es extraño que les conozca bien y que sienta un especial afecto por ellos.

Un contexto difícil

Para SEAT, igual que para otras muchas otras organizaciones, el contexto actual de negocios no es nada fácil. Durante la última semana no solo hemos visto empresas sufrir, sino que con el caso de Irlanda, hemos sido testigos de la casi quiebra de todo un país. No es sorprendente que el pesimismo se  extienda a lo largo y ancho del Viejo Continente. Los bancos sufren las  consecuencias de dudosas inversiones del pasado y no prestan dinero, todo el mundo se vuelve conservador, se sale menos, deciden no cambiar de casa y continuar con los coches que ya tienen y que en realidad siguen funcionando muy bien. Por lo tanto, para la gente que se dedica a construir y vender casas, o para las fabricantes de coches y muchas otros productos de gran consumo, no es exactamente el momento para tirar cohetes.

En el caso de SEAT, que además pertenece a un gran grupo automovilístico extranjero, tiene que seguir las estrategias del grupo y, tal y como ocurre con muchas otras empresas que tienen su sede en otro país, sus Presidentes casi nunca son españoles y sólo se quedan en sus puestos dos o tres años dificultando una continuidad de estrategia y de estilo.

Con todo esto sería lógico esperar encontrar directivos algo quemados y desmotivados. Lo cierto es que esta semana en Barcelona me he encontrado con todo lo contrario: un grupo de directivos con energía, dispuestos a aprender y generosos en sus contribuciones, magníficos profesionales con una lealtad y dedicación a su empresa que sería la envidia del 90% de las empresas del mundo. ¿Me sorprendió?  La verdad es que no. Durante los últimos 17 años siempre me ha pasado esto mismo con los directivos de SEAT, razón por la que año tras año vuelvo corriendo para trabajar de nuevo con ellos. Quizá parte de la razón esté en que producen algo físico que sirve para algo concreto, de alguna forma esto siempre da alma al trabajo. No estaría mal que más empresas españoles hicieran lo mismo, desde luego mucho mejor que el humo vacío que ha dejado la especulación inmobiliaria. No sé la razón exacta por la que son así, solo sé que así son y que es bonito estar en compañía de héroes. Es bueno para el alma.

Grandes hazañas

Quizá pensaréis que estoy siendo exagerado, pero no conozco otra manera de decirlo. Año tras año estos directivos trabajan para mejorar sus coches y lo consiguen. Sin tener el lujo de una marca como Audi, producen automóviles con más o menos las mismas prestaciones y calidad por un 40% menos. Cada año mejoran sus técnicas de producción, la calidad de sus componentes y la eficacia de sus procesos consiguiendo de paso el empleo de miles de españoles y la seguridad de muchísimas familias, y lo hacen siempre cuidando el trato humano. Cada año me encuentro con un grupo de directivos con hábitos de respeto en el aula, con la mente abierta y el corazón dispuesto para mejorar en lo que pueden. Si para los consultores es importante ser humilde, este grupo me ha hecho un gran favor empujándome a estar a la altura de la situación.

Para mí son héroes no reconocidos y, aunque no dudo de que haya muchos otros directivos héroes en otros empresas en España, en SEAT siempre me he encontrado lo mismo durante estos últimos diecisiete años.

¿Por qué no hay más empresas como ellos en España?