¿De verdad amas la verdad?

5 octubre 2010 por Douglas McEncroe · 0 Comentarios · Liderazgo

Me resultó frustrante intentar valorar la semana pasada si la Huelga General ha sido un éxito o un fracaso. Los sindicatos aseguraban que el 70% de los trabajadores siguieron el paro mientras que el gobierno  afirmaba que sólo fue secundada por un 23,8%. Como veis no estamos hablando de una diferencia del 5-10%, sino del 46,2%. No sé cuál de las dos cifras es más creíble, lo único que sé es que con valoraciones tan dispares, las dos partes pierden credibilidad.

Es una lástima, yo había pensado que con la situación en la que nos encontramos ahora en España es importante y justo que la gente sepa la verdad, pero quizás ésta sea ya una idea anticuada. Sin embargo, con esta esperanza, el día después de la huelga empecé a buscar criterios objetivos para valorar el éxito o fracaso de la misma. Pues no fue fácil. Lo único que encontré era el consumo de electricidad. El día de la huelga general en 1994 el consumo bajó un 34,2% y en la de 2002, un 20,3%, mientras  que el miércoles pasado bajó sólo un 16,3%. Si consumimos un 83,7% de luz que un día normal, es difícil creer que el 70% fuera a la huelga.

De todas formas no estoy seguro de que los ni políticos ni los sindicatos sean grandes fans de la verdad. Con respecto a los políticos, la estimación del número de participantes en una manifestación sobre, por ejemplo, el aborto, si la realiza el Partido Popular puede ser de 1.000.000 de personas mientras que el gobierno socialista y la policía pueden estimar que la participación es de unos 200.000. Y con respecto a los sindicatos, la mera utilización de piquetes, una práctica que debería haber terminado en el siglo XIX, me hace pensar que valoran más el hecho de inflar los números para posteriormente reclamar una victoria que conocer realmente el apoyo que tiene su huelga.

Credibilidad

Lo que ninguna de las dos partes parece entender es que cada vez que hacen una reclamación claramente lejos de la realidad, pierden credibilidad, y sin credibilidad no puede haber confianza y sin confianza no hay liderazgo. Yo diría, y con tristeza, que en España vivimos momentos bajos de liderazgo. Espero que en un futuro no demasiado lejano esto cambie.

La verdad en la gestión de las empresas

Lo que es cierto para un líder sindical o para un político también es cierto para cualquier persona que ejerce el liderazgo en una compañía. Tenemos que amar con pasión la verdad, algo mucho más importante que tener razón. Si construyo mi liderazgo sobre la verdad, poco a poco conseguiré credibilidad y, por tanto, la confianza de mi gente. Con confianza podemos correr riesgos, podemos experimentar y, lo que es más importante, podemos hablar de casi todo, facilitando así  el avance en muchas frentes.

Hace diez días me llamó la atención una entrevista con David Remnick, el editor de la revista The New Yorker, publicada en El País: David Remnick ‘Una buena pregunta es la que resulta inesperada Me resultó especialmente interesante su definición de un periodismo serio, produciendo “piezas largas sobre asuntos serios escrupulosamente enfocadas y contrastadas con fiereza”. Claro está que no estamos hablando de El Mundo o la mayoría de periódicos que ven caer su circulación año tras año. Para conseguir esto, mientras sus colegas de otros periódicos reducen plantilla, él la aumenta, especialmente con un grupo de periodistas denominados el escuadrón de “fact checkers” cuya única misión es verificar si lo que se escribe en los artículos está basado en hechos.

Cinco claves para una gestión que valora la verdad

Hay muchas maneras por las que un directivo puede demostrar en el día a día que su gestión se basa en la verdad. Éstas son cinco  de ellas:

  • Basar cualquier previsión sobre los datos más fiables disponibles.
  • A la hora de dar feedback sobre rendimiento, no utilizar juicios de valor, tipo “has estado muy agresivo” sino sobre comportamientos observables, como “levantaste tu voz tres veces en media hora”.
  • Cuestionar tu versión sobre determinadas situaciones para asegurar que no estás basándote en interpretaciones de lo ocurrido en vez de en lo que realmente ha pasado, lo que se ha dicho o lo que se ha hecho.
  • No participar en conversaciones centradas en rumores.
  • Iniciar cada conversación con la actitud de que puedes aprender algo.

Valorar la verdad produce comportamientos que generan confianza entre nuestros colaboradores, y con la confianza de tu gente, puedes hacer maravillas.

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