Cómo sobrevivir un dictador

25 febrero 2011 por Douglas McEncroe · 1 Comentario · Liderazgo

Me ha llamado mucho la atención ver la reacción de Gadafi estos últimos días en Libia. No me cabe duda de que  acabará cayendo, pero se resiste al destino. Que un dictador no se marche de primeras no me sorprende, pero que un líder esté dispuesto a dejar destruir su país en una guerra civil antes de abandonar el poder es una prueba clara de que lo único que le interesa es él mismo. Para esta gente el país existe sólo para sus intereses y si estos se van a ver perjudicados, entonces da igual que el país se derrumbe.

También hay dictadores en las empresas

Por desgracia, lo de ser dictador no se limita únicamente al mundo de la política. Durante los años que he intervenido en empresas he comprobado cómo algunos Consejeros Delegados han hecho de su empresa su reino. Se rodean de matones que comparten los beneficios de sus patrones,  igual que Gadafi  se rodea ahora de mercenarios o de su Guardia Pretoriana. Lo que hacen estos tipos es seguir sus intereses y normalmente de una manera muy hábil, pero el problema es que casi nunca sus intereses coinciden con los de la empresa. Al final casi siempre caen, pero durante los años que reinan, complican la vida a todos aquellos directivos que quieren ejercer un liderazgo honesto que sirve a las necesidades reales de la empresa.

Cómo sobrevivir el Consejero Delegado / Dictador

Durante la época del tirano es interesante tener algunas pautas que te ayudan aguantar hasta que lleguen mejores tiempos. Aquí hay algunas ideas:

  • No pierdas la fe en que esta mala época va a terminar.
  • Sigue haciendo tu trabajo lo mejor que puedas
  • No contribuyas a la extensión de rumores enfermizos.
  • Apunta todos tus logros concretos y guarda la lista en un lugar seguro.
  • Evita participar en las guerras entre bandas que luchan por los favores del emperador.
  • Busca colaboraciones con otra gente que quiera servir los verdaderos intereses de la organización.
  • Protege a tus colaboradores de los excesos de las luchas políticas.
  • Intenta dar sentido al trabajo que delegas en tus colaboradores.
  • No vendas tu alma a la empresa. Durante esta época das lo justo a tu empresa, pero no más.

Según mi experiencia, los dictadores empresariales siempre acaban cayendo. Hay que tener paciencia.  Igual que pasó con Cómodo, asesinado por su propio Guardia Pretoriana, o lo que pasará con Gadafi, llegará el día en que serán nada más que  un mal recuerdo.

Y vosotros, ¿qué estrategias tenéis para sobrevivir durante el reinado de un dictador?

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1 Comentario hasta ahora ↓

  • León

    Hola, lo primero, felicidades por el Blog y su contenido. Durante los últimos años y debido al puesto que desempeño en una importante compañía nacional, he tenido la oportunidad de leer muchos artículos relacionados con el liderazgo y su desarrollo. Hoy un compañero me ha sugerido tu artículo y quiero sumarme al mismo, ya que en mi humilde juicio identifica de forma breve y concisa la realidad del 99% de las compañías de este festivo país, de sus políticos, consejeros y/o directivos, sea cual sea la empresa a la que pertenezcan (¿quedará alguna excepción?). Y es que nada mejor para conocer a “Pablillo” que darle un “carguillo”. Y es que Pablillo tuvo a bien aplicar la máxima de caer bien, seguir la corriente y ejecutar sin miramientos los dictados de su jefe. Esta cantera de cargos ansiosos de poder, de replicar y multiplicar lo que la sociedad dirigente les ha enseñado, carentes de contenido, dispuestos a pasar por encima de las enseñanzas de los más experimentados (si es que tuvo capacidad o mero interés para captarlo en su época de aprendizaje), solo se camuflan hasta que les llega su turno, sin importarles si la compañía que moran será un lugar confortable para vivir o ni tan siquiera si existirá en el futuro gracias a sus gestiones. Poco importa, si algo queda para ellos. Llegan a la cima llenos de títulos, que recitan como una oración sin fe, comprometidos con sus causas personales, rodeados de parásitos en fase de incubación, espejos de su propia alma. El reino del terror se sigue extendiendo y el de los cielos deberá seguir esperando, si es que queda alguien allí.
    Pero, ¿y después?, ¿queda esperanza?, ¿otro reino de terror?, ¿mejor disfrazado?….
    Hasta hoy, la historia nos ha enseñado que nada cambia, solo se enmascara y disfraza mejor. Conozco casos donde se ha llegado a industrializar el proceso de auge y caída de cada dirigente, sin aportar nada positivo a las compañías que representan. En sus reinados crean campañas de marketing que dejan briznas de alegría a cambio de toneladas de llantos. Gestionan empresas y, lo más importante, “gestionan personas” (hay personajes que lo gestionan todo) y las dejan como enormes quesos de gruyer, que otro ya vendrá a rellenar (si pueden) cuando la cosa se ponga fea. Y como no, los escaparates y las flores las lanzan ellos, los patíbulos y las puñaladas, sus esbirros. Esbirros que ejecutan sin piedad las órdenes de aquel que esperan en breve poder derrocar. Con este panorama, el futuro se espera cuando menos frio, por no decir gélido. Todo esto lo escribo porque deseo ir un poco más allá, y hacer aquí las preguntas que me hago todos los días con la esperanza de poder responder con algo más que un sí o un no en el futuro. ¿Podremos cambiar este escenario con nuestros comentarios en los blog o leyendo los cientos de miles de libros sobre liderazgo? o por el contrario, siguiendo el espíritu olvidado de Lorca ¿tenemos que hacer el camino andando? ¿Hay que cambiar y arriesgar a perder el cómodo y cálido sillón de la oficina? ¿Perder el fantástico coche que tantas familias anónimas han pagado por nuestras decisiones? ¿No disfrutar todos los días de los banquetes opíparos que los mejores chef nos preparan a diario para nuestro deleite? ¿Dejar nuestra flamante querida sin pisito y gimnasio para nuestro beneficio? ¿Cambiar en verano el Resort 5 estrellas por la tasca con los niños correteando por la plaza del pueblo?… ¿Hay algún líder dispuesto a ello?… ¿seguirá vivo al día siguiente de su decisión rodeado de las hienas que el mismo forjó?… ¿Alguien dejó 10 años de carrera y esfuerzo para ahora vivir bajo el paraguas de la honradez y la austeridad y beneficio empresarial?… y si él lo pierde, ¿Qué hará el que venga detrás? … ¿Por qué cambiar? ¿Para qué cambiar? ¿Para quién cambiar? … Yo no tengo respuesta, solo sigo la corriente sin tener claro cuál es el camino a seguir, “gestionar” o “liderar”. Hoy por hoy solo me escribo estas líneas a mí mismo, para ser consciente de mis palabras y de la situación que generamos con nuestras deficiencias cada día.

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